Dr. Martin
Luther BIBLE
La Iglesia Católica
Romana
El Conflicto de los Siglos, E. G. White,
págs. 574, 575
„La
teoría
según
la
cual
nada
importa
lo
que
los
hombres
creen,
es
uno
de
los
engaños
que
más
éxito
da
a
Satanás.
Bien
sabe
él
que
la
verdad
recibida
con
amor
santifica
el
alma
del
que
la
recibe;
de
aquí
que
trate
siempre
de
substituirla
con
falsas
teorías,
con
fábulas
y
con
otro
evangelio.
Desde
un
principio
los
siervos
de
Dios
han
luchado
contra
los
falsos
maestros,
no
sólo
porque
eran
hombres
viciosos,
sino
porque
inculcaban
errores
fatales
para
el
alma.
Elías,
Jeremías
y
Pablo
se
opusieron
firme
y
valientemente
a
los
que
estaban
apartando
a
los
hombres
de
la
Palabra
de
Dios.
Ese
género
de
liberalidad
que
mira
como
cosa
de
poca
monta
una
fe
religiosa
clara
y
correcta,
no
encontró
aceptación,
entre
aquellos
santos
defensores
de
la
verdad.
Las
interpretaciones
vagas
y
de
las
Santas
Escrituras,
así
como
las
muchas
teorías
contradictorias
respecto
a
la
fe
religiosa,
que
se
advierten
en
el
mundo
cristiano,
son
obra
de
nuestro
gran
adversario,
que
trata
así
de
confundir
las
mentes
de
suerte
que
no
puedan
descubrir la verdad.
Con
el
fin
de
sostener
doctrinas
erróneas
o
prácticas
anticristianas,
hay
quienes
toman,
pasajes
de
la
Sagrada
Escritura
aislados
del
contexto,
no
citan
tal
vez
más
que
la
mitad
de
un
versículo
para
probar
su
idea,
y
dejan
la
segunda
mitad
que
quizá
hubiese
probado
todo
lo
contrario.
Con
la
astucia
de
la
serpiente
se
encastillan
tras
declaraciones
sin
ilación,
entretejidas
de
manera
que
favorezcan
sus
deseos
carnales.
Es
así
como
gran
número
de
personas
pervierten
con
propósito
deliberado
la
Palabra
de
Dios.
Otros,
dotados
de
viva
imaginación,
toman
figuras
y
símbolos
de
las
Sagradas
Escrituras
y
los
interpretan
según
su
capricho,
sin
parar
mientes
en
que
la
Escritura
declara
ser
su
propio
intérprete;
y
luego
presentan
sus
extravagancias
como
enseñanzas
de
la
Biblia.
Siempre
que
uno
se
da
al
estudio
de
las
Escrituras
sin
estar
animado
de
un
espíritu
de
oración
y
humildad,
susceptible
de
recibir
enseñanza,
los
pasajes
más
claros
y
sencillos,
como
los
más
difíciles,
serán
desviados
de
su
verdadero
sentido.
Los
dirigentes
papales
escogen
en
las
Sagradas
Escrituras
los
pasajes
que
mejor
convienen
a
sus
propósitos,
los
interpretan
a
su
modo
y
los
presentan
luego
al
pueblo
a
quien
rehusan
al
mismo
tiempo
el
privilegio
de
estudiar
la
Biblia
y
de
entender
por
sí
mismos
sus
santas
verdades.
Toda
la
Biblia
debería
serle
dada
al
pueblo
tal
cual
es.
Más
valiera
que
éste
no
tuviese
ninguna
instrucción
religiosa
antes
que
recibir
las
enseñanzas
de
las
Santas
Escrituras
groseramente
desnaturalizadas.“
El Conflicto de los Siglos, págs. 625-627
„La
iglesia
católica
romana,
al
unir
las
formas
del
paganismo
con
las
del
cristianismo,
y
al
presentar
el
carácter
de
Dios
bajo
falsos
colores,
como
lo
presentaba
el
paganismo,
recurrió
a
prácticas
no
menos
crueles,
horrorosas
y
repugnantes.
En
tiempo
de
la
supremacía
romana,
había
instrumentos
de
tortura
para
obligar
a
los
hombres
a
aceptar
sus
doctrinas.
Existía
la
hoguera
para
los
que
no
querían
hacer
concesiones
a
sus
exigencias.
Hubo
horribles
matanzas
de
tal
magnitud
que
nunca
será
conocida
hasta
que
sea
manifestada
en
el
día
del
juicio.
Dignatarios
de
la
iglesia,
dirigidos
por
su
maestro
Satanás,
se
afanaban
por
idear
nuevos
refinamientos
de
tortura
que
hicieran
padecer
lo
indecible
sin
poner
término
a
la
vida
de
la
víctima.
En
muchos
casos
el
proceso
infernal
se
repetía
hasta
los
límites
extremos
de
la
resistencia
humana,
de
manera
que
la
naturaleza
quedaba
rendida
y
la
víctima
suspiraba por la muerte como por dulce alivio.
Si
deseamos
comprender
la
resuelta
crueldad
de
Satanás,
manifestada
en
el
curso
de
los
siglos,
no
entre
los
que
jamás
oyeron
hablar
de
Dios,
sino
en
el
corazón
mismo
de
la
cristiandad
y
por
toda
su
extensión,
no
tenemos
más
que
echar
una
mirada
en
la
historia
del
romanismo.
Por
medio
de
ese
gigantesco
sistema
de
engaño,
el
príncipe
del
mal
consigue
su
objeto
de
deshonrar
a
Dios
y
de
hacer
al
hombre
miserable.
Y
si
consideramos
lo
bien
que
logra
enmascararse
y
hacer
su
obra
por
medio
de
los
jefes
de
la
iglesia,
nos
daremos
mejor
cuenta
del
motivo
de
su
antipatía
por
la
Biblia.
Siempre
que
sea
leído
este
libro,
la
misericordia
y
el
amor
de
Dios
saltarán
a
la
vista,
y
se
echará
de
ver
que
Dios
no
impone
a
los
hombres
ninguna
de
aquellas
pesadas
cargas.
Todo
lo
que
él
pide
es
un
corazón
contrito
y
un
espíritu
humilde
y
obediente.
Cristo
no
dio
en
su
vida
ningún
ejemplo
que
autorice
a
los
hombres
y
mujeres
a
encerrarse
en
monasterios
so
pretexto
de
prepararse
para
el
cielo.
Jamás
enseñó
que
debían
mutilarse
los
sentimientos
de
amor
y
simpatía.
El
corazón
del
Salvador
rebosaba
de
amor.
Cuanto
más
se
acerca
el
hombre
a
la
perfección
moral,
tanto
más
delicada
es
su
sensibilidad,
tanto
más
vivo
su
sentimiento
del
pecado
y
tanto
más
profunda
su
simpatía
por
los
afligidos.
El
papa
dice
ser
el
vicario
de
Cristo;
¿pero
puede
compararse
su
carácter
con
el
de
nuestro
Salvador?
¿Vióse
jamás
a
Cristo
condenar
hombres
a
la
cárcel
o
al
tormento
porque
se
negaran
a
rendirle
homenaje
como
Rey
del
cielo?
¿Acaso
se
le
oyó
condenar
a
muerte
a
los
que
no
le
aceptaban?
Cuando
fue
menospreciado
por
los
habitantes
de
un
pueblo
samaritano,
el
apóstol
Juan
se
llenó
de
indignación
y
dijo:
"Señor,
¿quieres
que
mandemos
que
descienda
fuego
del
cielo,
y
los
consuma,
como
hizo
Elías?"
Jesús
miró
a
su
discípulo
con
compasión
y
le
reprendió
por
su
aspereza,
diciendo:
"El
Hijo
del
hombre
no
ha
venido
para
perder
las
almas
de
los
hombres,
sino
para
salvarlas."
(S.
Lucas
9:
54,
56.)
¡Cuán
diferente
del
de
su
pretendido
vicario
es
el
espíritu manifestado por Cristo!“
El Conflicto de los Siglos, págs. 627, 628
„La
iglesia
católica
le
pone
actualmente
al
mundo
una
cara
apacible,
y
presenta
disculpas
por
sus
horribles
crueldades.
Se
ha
puesto
vestiduras
como
las
de
Cristo;
pero
en
realidad
no
ha
cambiado.
Todos
los
principios
formulados
por
el
papismo
en
edades
pasadas
subsisten
en
nuestros
días.
Las
doctrinas
inventadas
en
los
siglos
más
tenebrosos
siguen
profesándose
aún.
Nadie
se
engañe.
El
papado
que
los
protestantes
están
ahora
tan
dispuestos
a
honrar,
es
el
mismo
que
gobernaba
al
mundo
en
tiempos
de
la
Reforma,
cuando
se
levantaron
hombres
de
Dios
con
peligro
de
sus
vidas
para
denunciar
la
iniquidad
de
él.
El
romanismo
sostiene
las
mismas
orgullosas
pretensiones
con
que
supo
dominar
sobre
reyes
y
príncipes
y
arrogarse
las
prerrogativas
de
Dios.
Su
espíritu
no
es
hoy
menos
cruel
ni
despótico
que
cuando
destruía
la
libertad
humana
y
mataba
a
los
santos
del
Altísimo.
El
papado
es
precisamente
lo
que
la
profecía
declaró
que
sería:
la
apostasía
de
los
postreros
días.
(2
Tesalonicenses
2:3,
4.)
Forma
parte
de
su
política
asumir
el
carácter
que
le
permita
realizar
mejor
sus
fines;
pero
bajo
la
apariencia
variable
del
camaleón
oculta
el
mismo
veneno
de
la
serpiente.
Declara:
"No
hay
que
guardar
la
palabra
empeñada
con
herejes,
ni
con
personas
sospechosas
de
herejía."
—
Lenfant,
Histoire
du
Concile
de
Constance,
tomo
1,
pág.
493.
¿Será
posible
que
este
poder
cuya
historia
se
escribió
durante
mil
años
con
la
sangre
de
los
santos,
sea
ahora
reconocido
como
parte de la iglesia de Cristo?
“
The Great Controversy, pp. 580, 704
„Protestants
little
know
what
they
are
doing
when
they
propose
to
accept
the
aid
of
Rome
in
the
work
of
Sunday
exaltation.
While
they
are
bent
upon
the
accomplishment
of
their
purpose,
Rome
is
aiming
to
re-establish
her
power,
to
recover
her
lost
supremacy.
Let
history
testify
of
her
artful
and
persistent
efforts
to
insinuate
herself
into
the
affairs
of
nations;
and
having
gained
a
foothold,
to
further
her
own
aims,
even
at
the
ruin
of
princes
and
people.
Romanism
openly
puts
forth
the
claim
that
the
pope
„can
pronounce
sentences
and
judgments
in
contradiction
to
right
of
nations,
to
the
law
of
God
and man.“
(The Decretalia.“)
„PIUS
IX.
AND
THE
DECREE
OF
INFALLIBILITY.
-
From
Mr.
Gladestone‘s
tract,
„The
Vatican
Decrees,“
we
condense
the
following
brief
account
of
the
promulgation
of
the
decree
of
infallibility
under
Pope
Pius
IX.:
The
Vatican
Council
was
solemnly
opened,
amid
the
sound
of
innumerable
bells
and
the
cannon
of
St.
Angelo,
December
8,
1869,
in
the
Basilica
of
the
Vatican.
At
the
fourth
public
session,
July
18,
1870,
the
decree
of
papal
infallibility
was
proclaimed.
This
decree
not
only
asserts
the
power
of
the
Roman
pontiff
over
all
other
churches,
but
attributes
to
him
„an
immediate
jurisdiction,
to
which
all
Catholics,
both
pastors
and
people,
are
bound
to
submit
in
matters
not
only
of
faith
and
morals,
but
even
of
discipline
and
government.“
It
declares
that
the
pope,
when
speaking
„in
his
official
capacity,
to
the
Christian
world
on
subjetcs
relating
to
faith
and
morals,
is
infallible,“
and
that
his
decisions
are
final
and
irreverable.
This
crowning
act
of
papal
blasphemy
was
speedily
followed
by
the
fall
of
the
pope‘s
temporal
sovereignty.
On
the
second
of
September,
1870,
six
weeks
from
the
time
when
the
decree
of
infallibility
was
proclaimed,
„the
French
Empire,
which
had
been
the
main
support
of
the
temporal
power
of
the
pope,
collapsed
with
the
surrender
of
Napoleon
III.,
at
the
old
Huguenot
stronghold
of
Sedan,
to
the
Protestant
King
William
of
Prussia;
and
on
the
twentieth
of
September
the
Italian
troops,
in
the
name
of
King
Victor
Emanuel,
took
possession
of
Rome,
as
the
future
capital
of
united
Italy.“
From
the
day
when
Pius
IX.
appeared
before
the
people
of
Rome,
at
the
announcement
of
his
infallibility,
he
was
never
again
seen
in
public.
Shorn
of
his
temporal
power,
and
disclaining
to
own
himself
subject
to
the
national
authority,
the
proud
pontiff
of
Rome
continued,
until
his
death,
in
1878,
a
self-constituted
prisoner
in
the
palace of the Vatican.“
Hebreos
7:11
„Pues
si
la
perfección
era
por
el
sacerdocio
levítico
-
porque
bajo
él
recibió
el
pueblo
la
ley
-
¿qué
necesidad
había
aún
de
que
se
levantase
otro
sacerdote
"según
el
orden
de
Melquisedec",
y
que
no
fuese
llamado
"según
el
orden
de
Aarón"?
(12)
Pues
mudado/traspasado
el
sacerdocio,
necesario
es
que
se
haga
también
mudanza/traspasamiento
de
la
ley.
(13)
Porque
aquel
del
cual
esto
se
dice,
de
otra
tribu
es,
de
la
cual
nadie
presidió
el
altar.
(14)
Porque
manifiesto
es
que
el
SEñor
nuestro
nació
de
la
tribu
de
Judá,
de
la
cual
nada
habló
Moisés
tocante
al
sacerdocio.
(15)
Y
aún
más
manifiesto
es,
si
se
levanta
otro
Sacerdote
que
sea
semejante
a
Melquisedec;
(16)
el
cual
no
es
hecho
conforme
a
la
ley
del
mandamiento
carnal,
sino
por
virtud
de
vida
i
n
d
i
s
o
l
u
b
l
e
;
(17)
porque
el
testimonio
es
de
esta
manera
(Sal.
110:4):
»Que
tú
eres
sacerdote
para
siempre,
según
el
orden
de
Melquisedec.«
(18)
El
mandamiento
precedente,
cierto
queda
abolido
por
su
flaqueza
e
inutilidad;
(19)
porque
nada
perfeccionó
la
ley,
sino
la
introducción
de
una
mejor
esperanza,
por
la
cual
nos
acercamos
a
YAHWEH.
(20)
Y
tanto
más
en
cuanto
no
es
(fué)
sin
juramento,
(21)
Porque
los
otros
ciertamente
sin
juramento
fueron
hechos
sacerdotes;
mas
éste,
con
juramento
por
el
que
le
dijo
(Sal.
110:4):
"Juró
YAHWEH,
y
no
se
arrepentirá,
que
tú
eres
sacerdote
para
siempre
según
el
orden
de
M
e
l
q
u
i
s
e
d
e
c
"
.
(22)
Tanto
de
mejor
testamento
es
hecho
prometedor
(fiador)
Yahshua.
(23)
Y
los
otros
cierto
fueron
muchos
sacerdotes
en
cuanto
por
la
muerte
no
podían
permanecer.
(24)
Mas
éste,
por
cuanto
permanece
para
siempre,
tiene
el
sacerdocio
inmutable/intransferible;
(25)
Por
lo
cual
puede
también
salvar
eternamente
a
los
que
por
él
se
allegan
a
YAHWEH,
viviendo
siempre
para
rogar
por
ellos.
(26)
Porque
tal
sumo
sacerdote
nos
convenía
tener:
Santo,
inocente,
limpio,
apartado
de
los
pecadores,
y
hecho
más
sublime
que
los
cielos.
(27)
Que
no
tiene
necesidad
cada
día,
como
los
otros
sacerdotes,
de
ofrecer
sacrificios
primero
por
sus
pecados,
y
luego
por
los
del
pueblo,
porque
esto
lo
hizo
una
vez
ofreciéndose
a
sí
mismo.
(28)
Porque
la
ley
constituye
sacerdotes
a
hombres
flacos/débiles;
mas
la
palabra
del
juramento
después
de
la
ley,
al
Hijo,
hecho
eternalmente y perfecto.
Hebreos
8:1
Así
que,
la
suma
acerca
de
lo
dicho
es:
Que
tenemos
tal
sumo
sacerdote
{=
Yahshua}
que
se
asentó
a
la
diestra
del
trono
de
la
Majestad
en
los
cielos;
(2)
ministro
del
santuario,
y
de
aquel
verdadero
tabernáculo
que
YAHWEH
asentó,
y
no
(el)
hombre.“